jueves, 21 de octubre de 2010

Gigante


La semana pasada hicieron en la 2 de Televisión Española “Rebelde Sin Causa” (1955), de Nicholas Ray, y que es sin lugar a dudas una de las películas de culto más importantes de todos los tiempos. No obstante, no quiero dedicar esta entrada a realizar una crítica o un comentario sobre este film, sino a hablar de su protagonista, James Dean y del mito que lo rodea.

Después de diversas apariciones insignificantes en cine y televisión, y de representar varias obras teatrales en Broadway, James Dean protagonizó en 1955 “Al Este del Edén”, que le valió su primera nominación a un Óscar, y “Rebelde Sin Causa”, que lo consolidó como uno de los ídolos de la juventud estadounidense. El éxito cosechado en estas dos películas le valió el papel de co-protagonista, junto con Rock Hudson y Elisabeth Taylor, en “Gigante” (1956), su última película.

A pesar de sus innegables cualidades como actor, no fueron sus películas, sino lo efímero de su carrera y el modo en que vivió y murió, lo que le convirtió en una de las mayores leyendas del cine del siglo pasado. A lo largo de su poco más de un año de estrellato, Dean se labró una imagen de personaje rebelde y solitario, y su muerte a la temprana edad de 24 años, no supuso sino la reafirmación de un estilo de vida que queda definido con su famoso consejo de “vive rápido, muere joven, y deja un bonito cadáver”.

Con todo, la vida de James Dean podría haber sido homónima a la obra de García Márquez “Crónica de una muerte anunciada”, pues su afición a las carreras de coches le valió la prohibición expresa de competir durante el rodaje de “Gigante”. Nada más acabar la grabación, mientras se dirigía en su Porsche Speeder 356 a Salinas, California, donde iba a participar en una carrera, la embestida inevitable de un Ford le arrebató la vida. Paradójicamente, dos semanas antes de su muerte apareció en una entrevista en la que recomendaba a los jóvenes conducir con precaución.



2 comentarios:

Unknown dijo...

Es curioso, pero nunca pude con este actor. ¡Y mira que se convirtió en un mito! Siempre me dio la impresión de que, hiciera el papel que hiciera, ponía la misma cara. Por cierto, vi "Al este del edén" siendo muy joven y, con el tiempo, leí la novela. Magnífico John Steinbeck. Lo de la entrevista es alucinante...

don Patrocinio dijo...

Sí que es cierto que siempre actuaba de un modo parecido (tal vez porque los pocos personajes que encarnó tenían un perfil un tanto similar), pero creo que lo hacía bastante bien.

Lo de la entrevista es un tanto paradójico, y supongo que no hizo sino engrosar su leyenda.