lunes, 27 de septiembre de 2010

La Gloria del Barroco


La luz de las Imágenes es una fundación creada por iniciativa de la Generalitat para la recuperación y conservación del patrimonio histórico-artístico valenciano. A lo largo de sus diez años de vida, la Fundación ha restaurado más de 2500 obras de arte, entre pintura, escultura, textil, orfebrería y documentos y hasta 48 edificios monumentales. Desde su creación, se han realizado nueve exposiciones distribuidas por las distintas diócesis de la Comunidad Valenciana.

Para esta décima edición, llamada la Gloria del Barroco y ubicada en la diócesis de Valencia, se han restaurado 144 piezas, así como las iglesias de San Esteban Protomártir, San Martín Obispo y San Antonio Abad, y San Juan de la Cruz, de la ciudad de Valencia.

La visita parte del museo del Almudín, donde está el punto de venta de las entradas y una breve exposición sobre técnicas de restauración y sobre los diez años de labor de la Fundación. Un grupo ha iniciado la visita justo antes que el nuestro así que, aunque el orden de la exposición es el inverso, la guía nos conduce a la última iglesia del recorrido: San Juan de la Cruz.

Este templo, colindante con el Palacio del Marqués de Dos Aguas, fue la antigua parroquia de San Andrés y es propiedad de la Orden de los Carmelitas desde 1952. El edificio medieval fue construido sobre los restos de una mezquita, y era transversal al actual. No obstante, fue reedificado en el siglo XVII como una iglesia de una sola nave con capillas laterales entre contrafuertes y cabecera poligonal. La decoración barroca data del siglo XVIII y está realizada a base de estucos y plata corlada.

Cabe destacar la decoración del imafronte (cara interior de la fachada principal), de iconografía pagana, sobre la que se especula que puede presentar a los dioses griegos Cronos y Hera, rodeados de cuatro virtudes. La obra artística expuesta en el recinto está centrada en la figura de la Mare de Déu, con obras de Ignacio de Vergara, Alonso Cano, Joan de Joanes y Espinosa, entre otros.


Desde el primer edificio, una cenefa blanca pintada en el suelo de las calles céntricas de la ciudad, marca el recorrido de la exposición y nos lleva a la iglesia de San Martín Obispo y San Antonio Abad. Situada en plena calle San Vicente y construida en el siglo XIII en estilo gótico, consta de una única nave sin crucero, redecorada con lunetos en la época barroca, capillas laterales entre contrafuertes y bóveda de crucería entre nervaduras. En el siglo XVIII, el interior se redecora con un zócalo de cornisa de mármol rojizo y con dieciséis columnas con capiteles corintios que disimulan los estribos góticos.

Sin embargo, el elemento más impresionante del templo es una bóveda de horno formada por molduras y casetones e inspirada en la del Panteón de Agripa. Los relieves escultóricos contenidos en los casetones representan los estratos celestiales como tránsito a la Gloria: Los apóstoles en el friso, virtudes y santas, profetas y por último, ángeles músicos para llegar a la linterna oval, en la que encontramos representada a la paloma, símbolo del Espíritu Santo. Es realmente impactante subir por la plataforma instalada en el ábside del templo, hasta la altura del arranque de la bóveda y contemplar la totalidad del recinto desde las alturas.

Entre las obras muebles expuestas en este templo, aparece una exposición de imaginería barroca valenciana y una serie de piezas textiles y documentos. En una de las capillas laterales se encuentra una de las obras más destacables de la exposición, una lámpara de cristal, realizada en el siglo XVII para la basílica de San Pedro, que incluye un libro de instrucciones que explica cómo transformarla en una custodia procesional.

La última sede que visitamos es la iglesia de san Esteban Protomártir, templo donde se casaron las hijas del Cid y donde éste fue enterrado antes de su traslado a Burgos. Es un templo de una sola nave de seis tramos, capillas entre contrafuertes, presbiterio poligonal sin crucero y cubierta de bóveda ojival de crucería. La redecoración barroca del edificio, data a finales del siglo XVII, cuenta con estucos y esgrafiados policromados representando motivos vegetales como flores y hojas de acanto. Rompen con la decoración barroca de la iglesia el presbiterio neoclásico y los frescos góticos que, durante las labores de restauración, se encontraron en una de las capillas laterales. Situada a los pies del templo, entre las dos puertas gemelas, encontramos una capilla consagrada a San Vicente Ferrer, donde se expone su pila bautismal, donde también fue bautizado San Luís Beltrán.

La obra expuesta en el edificio, donde acaba el recorrido, es básicamente una selección de pintura tenebrista, entre la que podemos destacar obras de Francesc Ribalta, Rubens, Josep de Ribera o Espinosa.

La exposición permanecerá abierta hasta el 12 de Octubre, con un precio de entrada de 3 euros y descuento con Carnet Jove; se pueden reservar visitas guiadas sin coste añadido. Por su interés tanto arquitectónico como artístico e histórico, me parece una muestra de obligada visita.

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